En este blog he recalcado varias veces sobre las similitudes entre los puertorriqueños y los españoles del sur de España, en mi caso, pues los sevillanos.
Lo que viví en dos vuelos este fin de semana me dejó atónito, yo estaba hasta que me reía sólo en los aviones. El primer hecho ocurrió el viernes a las 9:00 de la tarde hora española, en el vuelo de Vueling Airlines con destino a París desde Sevilla. Ya visité París a principios de junio, pero ese vuelo salió de Madrid. Esta vez, me dirigía hacia Ámsterdam, pero haciendo escala en París, donde me iba a encontrar con mis amistades.
Lo que sucede es que una vez sale el avión, ya tu sabes del tipo de personas con quienes viajas, por el acento. El avión iba repleto de sevillanos. Y fue ahí cuando vi algo que no veo desde Puerto Rico. Las personas empezaron a sacar sándwiches, y Dios mío, hasta cervezas de las mochilas para tomar en el avión. Y se decían, “mira, ¿de qué quieres tu bocadillo? Hay de jamón”. Y otro decía “Me daría una cerveza ahora”. Y allí estaba su amiga sacándole una cerveza de la cartera. Me recordó a la guagua aérea. No pude evitar soltar una sonrisa.
Entonces llegó mi vuelo de regreso, de Ámsterdam a Sevilla. Llegué temprano y me coloqué en la fila para hacer el “check in”. Había tremenda fila, ya que el personal de Clickair Airlines estaban medios atrasados. La cosa es que atrás de mí habían dos familias sevillanas. Como la fila estaba super larga, justamente al lado de mi se colocó una señora con dos muchachos, pendiente para colarse todos. El padre de la familia la vió, y empezó a decir “Al frente de mí no se cuela”.
Entonces, en una le hizo un “click” con los dedos, y le dijo “La cola es allá”, señalando hacia el final de la fila. Entonces la señora, de cómo unos 50 años, le respondió molesta “eso se le hace a los perros”, refiriéndose al gesto de los dedos. El señor dijo que lo perdonara, y no le habló más. Siguió insistiendo en que al frente de él, no se iba a colar. Me sentí en una oficina gubernamental del gobierno.
Entonces, la gota que colmó la copa. Sabes que un vuelo va lleno de sevillanos cuando hay alboroto en el avión, y siempre se escucha gente hablando. El avión iba haciendo su descenso a Sevilla, y se notaba la felicidad entre todos, yo me incluía. Y cuando el avión aterrizó…¡la mitad de la gente aplaudió! ¡Aplaudieron cuando el avión aterrizó en Sevilla! ¡Y dicen que eso sólo lo hacen los puertorriqueños! Me sentí como en un American Airlines de Orlando a San Juan. Otra vez más, no pude evitar reírme.
Rápido pensé que tenía que compartirlo con ustedes. Para que vean de dónde sacamos nuestras manías.